domingo, 2 de enero de 2011

Boletín nº 18 - Arraigados en Cristo

Arraigados en Cristo

Al comenzar el año 2011, dirigimos la mirada a la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar en Madrid, en agosto de 2011, con el lema: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (cf. Col 2, 7). El Papa nos invita a orar, preparar y participar en este evento tan importante y desea que los jóvenes puedan vivir la experiencia decisiva para sus vidas: el encuentro con el Señor Jesús resucitado y vivo.

En el lema: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» podemos distinguir tres imágenes: “arraigado” evoca el árbol y las raíces que lo alimentan; “edificado” se refiere a la construcción; “firme” alude al crecimiento de la fuerza física o moral. En el texto original las tres expresiones están en pasivo: quiere decir, que es Cristo mismo quien toma la iniciativa de arraigar, edificar y hacer firmes a los creyentes.

La primera imagen es la del árbol, firmemente plantado en el suelo por medio de las raíces, que le dan estabilidad y alimento. Sin las raíces, sería llevado por el viento, y moriría. ¿Cuáles son nuestras raíces? Naturalmente, los padres, la familia y la cultura son un componente muy importante de nuestra identidad. La Biblia nos muestra otra más. El profeta Jeremías escribe: «Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto» (Jer 17, 7-8). Echar raíces, para el profeta, significa volver a poner su confianza en Dios. De Él viene nuestra vida; sin Él no podríamos vivir de verdad.

Jesús mismo se presenta como nuestra vida (cf. Jn 14, 6). La fe cristiana es, sobre todo, una relación personal con Jesucristo. El encuentro con el Hijo de Dios proporciona un dinamismo nuevo a toda la existencia. Cuando comenzamos a tener una relación personal con Él, Cristo nos revela nuestra identidad y, con su amistad, la vida crece y se realiza en plenitud». (Cfr. Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud 2011)

ORACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS

- Texto Bíblico: Jr. 17, 5-9

« Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor.

Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita.

Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto»

Pasos para la lectio divina

1. Lectura y comprensión del texto: Nos lleva a preguntarnos sobre el conocimiento auténtico de su contenido ¿Qué dice el texto bíblico en sí? ¿Qué dice la Palabra?

2. Meditación: Sentido del texto hoy para mí ¿Qué me dice, qué nos dice hoy el Señor a través de este texto bíblico? Dejo que el texto ilumine mi vida, la vida de la comunidad o de mi familia, la vida de la Iglesia en este momento.

3. Oración: Orar el texto supone otra pregunta: ¿Qué le digo yo al Señor como respuesta a su Palabra? El corazón se abre a la alabanza de Dios, a la gratitud, implora y pide su ayuda, se abre a la conversión y al perdón, etc.

4. Contemplación, compromiso: El corazón se centra en Dios. Con su misma mirada contemplo y juzgo mi propia vida y la realidad y me pregunto: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que haga?

COMENTARIO:

En el texto se hace una contraposición entre los "dos caminos", el que siguen los justos y el de los impíos. Estos son unos necios que ponen su confianza sólo en los hombres y en la debilidad de la carne y sobre ellos recae la maldición de Dios. Su vida es como la de un cardo en el desierto y en la tierra salobre. Dios bendice a los justos, a los que ponen en él toda su confianza: son como árbol plantado junto al arroyo, que da fruto incluso en los años de sequía.

Este pasaje pertenece a la literatura sapiencial. En él aparecen comparaciones muy sugestivas, como la del árbol. El mito antiguo del árbol de la vida (Gén 2, 9) es la base del tema del árbol y de sus frutos. La corriente sapiencial utiliza esta imagen del árbol de la vida, para referirse al buen comportamiento humano y a los frutos que de ahí se derivan: vida larga y de felicidad. La corriente profética, por su parte, aplicará el tema del árbol y de sus frutos a todo el pueblo, en la medida de su fidelidad a la Alianza. Israel es la viña que el Señor eligió y cuidó con un cariño especial, pero que no siempre fue fiel a tanto amor y que en vez de producir uvas sabrosas dio agraces. Ese árbol necesita ser regado por Dios. Ezequiel predice que en el plan salvador de Dios, Él se derramará como Agua Viva sobre el mundo y dará fecundidad al árbol.

Personalizando este tema, San Juan hace del mismo Cristo el árbol que produce fruto, que entrega su vida como el grano que se pudre para dar fruto y en el que hay que estar injertado para producir a su vez buen fruto. Los frutos que podemos producir, injertados en el árbol de vida, que es Cristo, son los frutos del Espíritu Santo: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; es decir, las obras que despiertan en nosotros la presencia de la vida nueva, la pertenencia al Hombre nuevo. Finalmente, el árbol de vida será plantado definitivamente en el Paraíso, rodeado de todos los árboles portadores de frutos para la eternidad: al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el Paraíso de Dios.

Dios es como un río para las raíces de un árbol. Adherirse a Dios, a la verdad viva, es creer en él, confiar en él, amarlo sobre todas las cosas. Algo muy distinto a un conocimiento teórico.

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES “AMOR DE DIOS”

Padre bueno, Jesús nos dijo:”La mies es mucha y los obreros pocos, rogad al Dueño de la mies para que envíe obreros a sus campos”. Y además afirmó: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo concederá”.

Confiados en esta palabra de Jesús y en tu bondad, te pedimos vocaciones para la Iglesia y para la Familia “Amor de Dios”, que se entreguen a la construcción del Reino desde la civilización del amor.

Santa María, Virgen Inmaculada, protege con tu maternal intercesión a las familias y a las comunidades cristianas para que animen la vida de los niños y ayuden a los jóvenes a responder con generosidad a la llamada de Jesús, para manifestar el amor gratuito de Dios a los hombres. Amén.

Noticias vocacionales “Amor de Dios”

· El día 29 enero emiten su primera profesión, en el noviciado de África (Lubango), las Hnas: Clementina Luísa Soares, Luzía Joäo Miguel y Cecília Matias de Carvalho (angolanas) y Antonieta José Joaquim, Alice Joâo Fernando, Aliança Miguel, y Betânia Carlitos Meio-Dia (mozambiqueñas).

El mismo día comienzan el noviciado en Lubango las jóvenes: Evelina Luísa Daniel Sitole, Sara Jaime Lívia, Gilda Luis Sel, Ergues Carlos Cipriano y Floresa da Conceiçäo Pedro (mozambiqueñas)

La semilla del Evangelio es tan fecunda en santidad como en sabiduría.

(J. Usera)