Don de Dios
Todos recordamos que “vocación” significa “llamada”. Sólo podemos hablar de vocación cuando hay alguien que llama. Si es importante tomar en consideración la llamada, más importante aún es centrar la atención en ese Alguien que llama. En virtud de esa experiencia de encuentro con este Alguien, la persona llega a colocarlo en el centro de su existencia y a convertirlo en el sujeto de la propia vida.
La vocación no consiste en que la persona descubra, alcance y tome posesión de Dios; antes bien, es Él quien baja y se rebaja, acercándose hasta poder alcanzarla allá donde se encuentra. El fundamento de la vocación es una experiencia de gracia que se realiza en la persona y que es anterior al mal y al bien propios. Sin esta experiencia de gratuidad no hay vocación.
Frente al misterio de Dios que llama, se encuentra también el misterio de la persona que recibe, acoge y responde a la llamada. Podríamos llamar hospitalidad a la capacidad de acogida de la persona, a aquella disposición de apertura hacia algo que es distinto al propio yo. Podríamos denominar oyente de la Palabra al sujeto que se abre a la voz de Dios que llama. En otras palabras, se trata de recibir y admitir en el propio espacio vital al Otro tal y como es. La autentica opción vocacional es, ante todo, una respuesta de fe, es expresión de la apertura y de la adhesión creyente.
ORACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS - Texto Bíblico: Mt 9, 9-13
«Al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos recaudadores y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: « ¿Cómo es que vuestro maestro come con recaudadores y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificios” que no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
- Pasos para la lectio divina
1. Lectura y comprensión del texto:
Nos lleva a preguntarnos sobre el conocimiento auténtico de su contenido ¿Qué dice el texto bíblico en sí? ¿Qué dice la Palabra?
2. Meditación:
Sentido del texto hoy para mí ¿Qué me dice, qué nos dice hoy el Señor a través de este texto bíblico? Dejo que el texto ilumine mi vida, la vida de la comunidad o de mi familia, la vida de la Iglesia en este momento.
3. Oración:
Orar el texto supone otra pregunta: ¿Qué le digo yo al Señor como respuesta a su Palabra? El corazón se abre a la alabanza de Dios, a la gratitud, implora y pide su ayuda, se abre a la conversión y al perdón, etc.
4. Contemplación, compromiso:
El corazón se centra en Dios. Con su misma mirada contemplo y juzgo mi propia vida y la realidad y me pregunto: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que haga?
- Comentario
El texto narra el encuentro de Jesús con Leví-Mateo, la invitación a seguirle y la aceptación por parte de Mateo. Esto da lugar a una comida de Jesús y sus discípulos con publicanos y pecadores en la cual se desarrolla una crítica de los fariseos a Jesús y la correspondiente contrarréplica de Jesús.
Jesús rompe con los esquemas y los prejuicios ambientales. En sus relaciones con las personas, no tiene en cuenta "etiquetas". Frente a una concepción religiosa hecha de ritos y prácticas, Jesús propone una religión hecha de comunión y de amor gratuito y desinteresado
Vio Jesús a un hombre llamado Mateo
Mateo aparece siempre en las listas de los Doce elegidos por Jesús. En hebreo, su nombre significa "don de Dios". El Evangelio, que lleva su nombre, nos lo presenta con un apelativo muy preciso: "el publicano". Así se identifica con el hombre sentado en el despacho de impuestos, a quien Jesús llama a su seguimiento.
Jesús acoge en el grupo de sus seguidores a un hombre que era considerado un pecador público. En efecto, Mateo no sólo manejaba dinero considerado impuro por provenir de gente ajena al pueblo de Dios, sino que además colaboraba con una autoridad extranjera que podía imponer tributos arbitrariamente. Jesús no excluye a nadie de su amistad. Es más, precisamente mientras se encuentra sentado a la mesa en la casa de Mateo-Leví, pronuncia esta declaración: “No necesitan médico los sanos sino los enfermos… no he venido a llamar a justos, sino a pecadores". La buena nueva del Evangelio consiste precisamente en que Dios ofrece su gracia al pecador. Quien se encuentra aparentemente más lejos de la santidad puede convertirse incluso en un modelo de acogida de la misericordia de Dios.
Él se levantó y lo siguió
La respuesta de Mateo a la llamada de Jesús es inmediata. Evidentemente Mateo comprendió que la familiaridad con Jesús no le permitía seguir realizando actividades desaprobadas por Dios. Se puede intuir fácilmente su aplicación también al presente: tampoco hoy se puede admitir el apego a lo que es incompatible con el seguimiento de Jesús. Esto es precisamente lo que hizo Mateo: se levantó y lo siguió. En este "levantarse" se puede ver el desapego de una situación de pecado y, al mismo tiempo, la adhesión consciente a una existencia nueva, recta, en comunión con Jesús.
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES “AMOR DE DIOS”
Padre bueno, Jesús nos dijo:”La mies es mucha y los obreros pocos, rogad al Dueño de la mies para que envíe obreros a sus campos”.
Y además afirmó: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo concederá”.
Confiados en esta palabra de Jesús y en tu bondad, te pedimos vocaciones para la Iglesia y para la Familia “Amor de Dios”, que se entreguen a la construcción del Reino desde la civilización del amor.
Santa María, Virgen Inmaculada, protege con tu maternal intercesión a las familias y a las comunidades cristianas para que animen la vida de los niños y ayuden a los jóvenes a responder con generosidad a la llamada de Jesús, para manifestar el amor gratuito de Dios a los hombres. Amén.
Noticias vocacionales “Amor de Dios”
El día 4 de septiembre de 2011 emitieran su profesión religiosa en el noviciado de Fátima, Provincia portuguesa, las novicias: Iara dos Santos y Márcia Maria Centeio Gomes.
El día 4 de agosto comenzaron el noviciado en México las jóvenes: Marleny Galbarro Rivero y Sandra Gutiérrez León (bolivianas)
«Señor no queremos más premio que Vos mismo: temiéndoos a Vos, seremos dichosos en la tierra y todavía más en las mansiones del cielo». (J. Usera)