martes, 4 de octubre de 2011

Boletín nº 27 - "ID y ANUNCIAD"

La Iglesia “es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre”. Esta es “la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar”.

Esta tarea no ha perdido su urgencia. Al contrario, la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse... una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio.

La misión implica a todos, todo y siempre. El Evangelio no es un bien exclusivo de quien lo ha recibido, sino que es un don que compartir, una buena noticia que comunicar. Y este don-compromiso está confiado no sólo a algunos, sino a todos los bautizados.

Anunciando el Evangelio, la Iglesia se toma en serio la vida humana en sentido pleno. No es aceptable, reafirmaba el Siervo de Dios Pablo VI, que en la evangelización se descuiden los temas que se refieren a la promoción humana, la justicia, la liberación de toda forma de opresión, obviamente en el respeto de la autonomía de la esfera política. Desinteresarse de los problemas temporales de la humanidad significaría “ignorar la doctrina del Evangelio acerca del amor hacia el prójimo que sufre o padece necesidad”; no estaría en sintonía con el comportamiento de Jesús, el cual “recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias" (Mt 9,35).

Que la Jornada Misionera reavive en cada uno el deseo y la alegría de “ir” al encuentro de la humanidad llevando a todos a Cristo. (Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial Misionera 2011)


ORACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS

- Texto Bíblico: Mt 28, 16-21

“Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: - Se me ha dado todo poder en cielo y tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos”.

Pasos para la lectio divina

1. Lectura y comprensión del texto: Nos lleva a preguntarnos sobre el conocimiento auténtico de su contenido ¿Qué dice el texto bíblico en sí? ¿Qué dice la Palabra?

2. Meditación: Sentido del texto hoy para mí ¿Qué me dice, qué nos dice hoy el Señor a través de este texto bíblico? Dejo que el texto ilumine mi vida, la vida de la comunidad o de mi familia, la vida de la Iglesia en este momento.

3. Oración: Orar el texto supone otra pregunta: ¿Qué le digo yo al Señor como respuesta a su Palabra? El corazón se abre a la alabanza de Dios, a la gratitud, implora y pide su ayuda, se abre a la conversión y al perdón, etc.

4. Contemplación, compromiso: El corazón se centra en Dios. Con su misma mirada contemplo y juzgo mi propia vida y la realidad y me pregunto: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que haga?


- Comentario

“Se me ha dado todo poder en cielo y tierra”

Es el titulo de suprema autoridad de Jesús. A partir de su muerte y resurrección, Jesús ha sido constituido en Señor y ha recibido el "Nombre-sobre-todo-nombre" (Fil 2, 9-11). Consciente de su potestad, el Señor envía a sus apóstoles a proclamar el evangelio a todo el mundo. La resurrección y ascensión del Señor significa la universalización de su obra. Si él se limitó a las "ovejas de Israel", los que él ahora envía no deben detenerse ante ninguna frontera.

“Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos…”

Los once reciben el encargo o misión de “Hacer discípulos”. La expresión es la definición más sintética y correcta de la existencia cristiana: el cristiano es un discípulo. No se trata de ofrecer un mensaje, sino de establecer una estrecha relación con Cristo; una relación personal y un seguimiento. El discípulo se liga a la persona del Maestro y se compromete a compartir su proyecto de vida.

Dos son las condiciones para hacer discípulos: el bautismo y la enseñanza.

El que ha sido bautizado en el nombre de la Trinidad entra en relación personal con el Dios de Jesús, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es de Dios y a Dios ha de obedecer en todo. Él quiere que seamos sus hijos y que vivamos como hermanos, cumpliendo lo que Jesús nos ha mandado: Amaos unos a otros.

Los discípulos deben, a su vez, enseñar; pero no como maestros, sino como discípulos. Quizás parezca paradójico: discípulos y maestros simultáneamente. Los discípulos no enseñan algo propio, sino solamente "todo lo que Jesús les ha mandado". Se trata de una enseñanza con la fidelidad y la dependencia más absolutas; nace de una escucha profunda y constante.

"Estoy con vosotros hasta el fin del mundo",

Hay una promesa consoladora para los que creen en Jesús y cumplen en la tierra la misión que Él les ha encomendado: El Señor estará con sus discípulos hasta el fin del mundo. La confesión pública de la fe y la práctica manifiesta del amor fraterno son las señales de esta presencia de Jesús en medio de sus discípulos. Ambas cosas son posibles por la fuerza del Espíritu que nos ha sido dado y que alienta nuestra marcha hacia el Padre.


ORACIÓN POR LAS VOCACIONES “AMOR DE DIOS”

Padre bueno, Jesús nos dijo: “La mies es mucha y los obreros pocos, rogad al Dueño de la mies para que envíe obreros a sus campos”. Y además afirmó: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo concederá”.

Confiados en esta palabra de Jesús y en tu bondad, te pedimos vocaciones para la Iglesia y para la Familia “Amor de Dios”, que se entreguen a la construcción del Reino desde la civilización del amor.

Santa María, Virgen Inmaculada, protege con tu maternal intercesión a las familias y a las comunidades cristianas para que animen la vida de los niños y ayuden a los jóvenes a responder con generosidad a la llamada de Jesús, para manifestar el amor gratuito de Dios a los hombres. Amén.


Noticias vocacionales “Amor de Dios”

El día 2 de octubre de 2011 emitirá su profesión perpetua en Portugal la Hna. Adília Cristina Rocha Neto Ferraz.

“El evangelio simboliza la verdadera libertad de los pueblos, contiene en sí la paz del mundo, el esplendor de la ciencia y la gloria de la virtud”. (J. Usera)