
”Rogad al Dueño de la mies…”
Llamados a ser Iglesia
El Concilio Vaticano II presenta a la Iglesia con una serie de imágenes que suscitan amor y gratitud, coherencia de vida y compromiso apostólico.
La Iglesia es “redil” cuya puerta es Cristo; es “grey” guiada por Cristo,
Buen Pastor, que conoce a las “ovejas”, da su vida por ellas y éstas siguen su voz. La Iglesia es “labranza”, campo fecundo donde crece el olivo, la higuera, o la vid: todos se llenan de frutos, porque Dios es el agricultor. La Iglesia es también “edificación o casa”: en ella habita la familia de Dios, por eso es “casa de Dios”. También es “templo” o lugar privilegiado de su presencia, construido con piedras. La Iglesia es "la Jerusalén de arriba" y madre nuestra, la "esposa" a la que Cristo amó y por la que se entregó en alianza de amor.” (Cfr. Benedicto XVI, Audiencia general, miércoles 24 de mayo de 2006).
El Concilio reconoce también que la Iglesia es peregrina en esta tierra, como en destierro. En ella está presente el pecado y la infidelidad. Se cuenta que Jacques Maritain fue increpado por algún amigo ateo de insensatez al convertirse y dar su nombre a una
institución tan despreciable como la Iglesia. El respondió: “he descubierto en Cristo la perla preciosa y la he encontrado en la Iglesia; aunque ésta sea como un estercolero, me hundiré de cabeza en él con tal de atraparla”.
Testificamos nuestro amor a la Iglesia y nos unidos a Ella en sus gozos y esperanzas, en su cruz, su dolor y el pecado de sus miembros. Oramos por el Papa y con el Papa en esta hora dolorosa. Sentimos con la Iglesia y nos empeñamos en volver siempre a Jesús, a sus actitudes, a su vida.
ORACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS
- Texto Bíblico: Jn 21,15-19 - Pasos para la lectio divina
1. Lectura y comprensión del texto: Nos lleva a preguntarnos sobre el conocimiento auténtico de su contenido ¿Qué dice el texto bíblico en sí? ¿Qué dice la Palabra?
2. Meditación: Sentido del texto hoy para mí ¿Qué me dice, qué nos dice hoy el Señor a través de este texto bíblico? Dejo que el texto ilumine mi vida, la vida de la comunidad o de mi familia, la vida de la Iglesia en este momento.
3. Oración: Orar el texto supone otra pregunta: ¿Qué le digo yo al Señor como respuesta a su Palabra? El corazón se abre a la alabanza de Dios, a la gratitud, implora y pide su ayuda, se abre a la conversión y al perdón, etc.
4. Contemplación, compromiso:
El corazón se centra en Dios. Con su misma mirada contemplo y juzgo mi propia vida y la realidad y me pregunto: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que haga?
«Después de comer dice Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?
Él le contestó: Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
Jesús le dice: Apacienta mis corderos.
Por segunda vez le pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
Él le contesta: Sí, Señor, tú sabes que te quiero.
Él le dice: Pastorea mis ovejas.
Por tercera vez le pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.
Jesús le dice: Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: Sígueme».
- Comentario
El diálogo entre
Jesús y Pedro junto al lago Tiberiades está centrado en lo que más interesa: el amor. Aparece un juego de verbos muy significativo. En griego, el verbo filéo expresa el amor de amistad, tierno pero no total, mientras que el verbo “agapáo” significa el amor sin reservas, total e incondicional. Sólo el que ama con humildad puede enseñar a amar, puede enseñar a ser cristiano.
La primera vez, Jesús pregunta a Pedro: "Simón..., ¿me amas" (agapâs-me) con este amor total e incondicional? Antes de la experiencia de la traición, el Apóstol habría dicho: "Te amo (agapô-se) incondicionalmen- te". Ahora que ha experimentado la amarga tristeza de la infidelidad, el drama de su propia debilidad, dice con humildad: "Señor, te quiero (filô-se)", es decir, "te amo con mi pobre amor humano". Cristo insiste: "Simón, ¿me amas con este amor total que yo quiero?". Y Pedro repite la respuesta de su humilde amor humano: "Señor, (filô-se) te quiero” como sé querer. La tercera vez, Jesús sólo dice a Simón: "Fileîs-me?", "¿me quieres?". Simón comprende que a Jesús le basta su amor pobre, el único del que es capaz, y sin embargo se entristece porque el Señor se lo ha tenido que decir de ese modo. Por eso le responde: "Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero (filô-se)". Parecería que Jesús se ha adaptado a Pedro, y, precisamente esta adaptación divina da esperanza al discípulo que ha experimentado el
sufrimiento de la infidelidad. De aquí nace la confianza, que lo hace capaz de seguirlo hasta el final.
"Apacienta mis corderos... apacienta mis ovejas". Pedro es elegido y confirmado como pastor de la iglesia por su amor y adhesión incondicional a Jesús. Pedro tuvo que recorrer un largo camino hasta convertirse en testigo fiable, en "piedra" de la Iglesia, por estar constantemente abierto a la acción del Espíritu de Jesús.
El texto recuerda a las comunidades joanneas, la importancia de Pedro como pastor de la iglesia y la perfecta comunión de Juan y Pedro en la intimidad de Jesús y en la edificación de la primera iglesia. Es, por tanto, un texto de comunión, una llamada a la unidad y a la conversión a Jesús.
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES “AMOR DE DIOS”
Padre bueno, Jesús nos dijo:”La mies es mucha y los obreros pocos,
Rogad al Dueño de la mies para que envíe obreros a sus campos”.
Y además afirmó: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo concederá”.
Confiados en esta palabra de Jesús y en tu bondad,
Te pedimos vocaciones para la Iglesia y para la Familia “Amor de Dios”, que se entreguen a la construcción del Reino desde la civilización del amor.

Santa María, Virgen Inmaculada, protege con tu maternal intercesión a las familias y a las comunidades cristianas para que animen la vida de los niños y ayuden a los jóvenes a responder con generosidad a la llamada de Jesús, para manifestar el amor gratuito de Dios a los hombres. Amén.
«En vano trabajan por destruir la Obra de Cristo los que saben y los que no saben lo que se hacen; en peor situación que ahora se ha encontrado en mil ocasiones la navecilla de Pedro; y siempre Cristo la ha salvado, devolviendo al mundo la verdad y el derecho y con ellos la paz.» (J. Usera)
HERMANAS DEL AMOR DE DIOS - Casa General
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