domingo, 3 de abril de 2011

Boletín nº 21 - ¡ Señor mío y Dios mío !

En el Evangelio se nos describe la experiencia de fe del apóstol Tomás cuando acoge el misterio de la cruz y resurrección de Cristo…. También nosotros quisiéramos poder ver a Jesús, poder hablar con Él, sentir más intensamente aún su presencia. A muchos se les hace hoy difícil el acceso a Jesús. Muchas de las imágenes que circulan de Jesús, y que se hacen pasar por científicas, le quitan su grandeza y la singularidad de su persona… De hecho, Jesús mismo, apareciéndose nuevamente a los discípulos después de ocho días, dice a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos;…., y no seas incrédulo, sino creyente». También para nosotros es posible tener un contacto sensible con Jesús, meter, por así decir, la mano en las señales de su Pasión, las señales de su amor. En los Sacramentos, Él se nos acerca en modo particular, se nos entrega. Queridos jóvenes, aprended a “ver”, a “encontrar” a Jesús en la Eucaristía, donde está presente y cercano hasta entregarse como alimento para nuestro camino; en el Sacramento de la Penitencia, donde el Señor manifiesta su misericordia ofreciéndonos siempre su perdón. Reconoced y servid a Jesús también en los pobres y enfermos, en los hermanos que están en dificultad y necesitan ayuda.

Entablad y cultivad un diálogo personal con Jesucristo, en la fe. Conocedle mediante la lectura de los Evangelios y del Catecismo de la Iglesia Católica; hablad con Él en la oración, confiad en Él. Nunca os traicionará. «La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado». Así podréis adquirir una fe madura, sólida, que no se funda únicamente en un sentimiento religioso o en un vago recuerdo del catecismo de vuestra infancia. Podréis conocer a Dios y vivir auténticamente de Él, como el apóstol Tomás, cuando profesó abiertamente su fe en Jesús: « ¡Señor mío y Dios mío». (Mensaje del S. Padre Benedicto XVI para la XXVIMundial de la Juventud 2011).

ORACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS

- Texto Bíblico: Jn 20,19-29 - Pasos para la lectio divina

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo “Paz a vosotros”. Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros”. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos”.

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo por el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no creo”. A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros”. Luego dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae la mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”.. Contestó Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús le dijo: “¿Porque me has visto, has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto”


1. Lectura y comprensión del texto: Nos lleva a preguntarnos sobre el conocimiento auténtico de su contenido ¿Qué dice el texto bíblico en sí? ¿Qué dice la Palabra?

2. Meditación: Sentido del texto hoy para mí ¿Qué me dice, qué nos dice hoy el Señor a través de este texto bíblico? Dejo que el texto ilumine mi vida, la vida de la comunidad o de mi familia, la vida de la Iglesia en este momento.

3. Oración: Orar el texto supone otra pregunta: ¿Qué le digo yo al Señor como respuesta a su Palabra? El corazón se abre a la alabanza de Dios, a la gratitud, implora y pide su ayuda, se abre a la conversión y al perdón, etc.

4. Contemplación, compromiso: El corazón se centra en Dios. Con su misma mirada contemplo y juzgo mi propia vida y la realidad y me pregunto: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que haga?

COMENTARIO

La primera parte del texto se desarrolla en un lugar cerrado donde se encuentran los discípulos, en quienes ha hecho presa el miedo a los judíos. Llega Jesús y, tras saludarles, se identifica. El autor comenta lacónicamente: Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Después del saludo repetido, Jesús constituye a los discípulos en enviados suyos. Un suave soplo de Jesús es el símbolo de ese envío. La segunda parte tiene a Tomás como protagonista. No cree lo que los demás le cuentan sobre Jesús y pone condiciones para su aceptación. Tras el saludo, Jesús se dirige directamente a Tomás, a quien invita a creer en su persona. Tomás así lo hace, pero Jesús le puntualiza que el camino que ha seguido no es ni el único ni el más dichoso.


“Hemos visto al Señor”

Los discípulos hacen ante Tomás confesión de su fe. Esta experiencia los ha transformado. Tomás no acepta el testimonio y les responde que él hará suya esta misma confesión, siempre y cuando tenga razones tangibles para hacerlo. La fe en Jesús vivo y resucitado consiste en reconocer su presencia en la comunidad que es el lugar natural donde él se manifiesta y de donde irradia su amor. Tomás representa la figura de aquél que no hace caso del testimonio de la comunidad ni percibe los signos de la nueva vida que en ella se manifiestan.

“Señor mío y Dios mío”

Tomás exige pruebas: "ver la señal de los clavos", "meter el dedo en la señal de los clavos y la mano en el costado". Jesús resucitado ofrece a Tomás las pruebas que éste exige y le invita a creer. Ahora Jesús pasa a ser el protagonista: toma la iniciativa, muestra su amor, invita a Tomás a tocarle y le indica el itinerario de la fe: “creer sin ver”. Tomás responde con una confesión personal de fe, cargada de afecto: "Señor mío y Dios mío". Jesús la acepta, pero reprocha a Tomás el modo de llegar a ella, y declara dichosos a los que crean sin haber visto.

Mientras se nos concede la gracia de pertenecer al grupo de los creyentes podemos caminar de la mano de Tomás, podemos meter nuestros dedos en las muchas heridas que el Crucificado sigue teniendo hoy. Y, curados del escepticismo por la fuerza del sufrimiento, tal vez podamos rendirnos al misterio del Señor: “Señor mío y Dios mío”.

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES “AMOR DE DIOS”

Padre bueno, Jesús nos dijo:”La mies es mucha y los obreros pocos, rogad al Dueño de la mies para que envíe obreros a sus campos”. Y además afirmó: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo concederá”.

Confiados en esta palabra de Jesús y en tu bondad, te pedimos vocaciones para la Iglesia y para la Familia“Amor de Dios”, que se entreguen a la construcción del Reino desde la civilización del amor.

Santa María, Virgen Inmaculada, protege con tu maternal intercesión a las familias y a las comunidades cristianas para que animen la vida de los niños y ayuden a los jóvenes a responder con generosidad a la llamada de Jesús, para manifestar el amor gratuito de Dios a los hombres. Amén.

Noticias vocacionales “Amor de Dios”

El 27 de abril celebramos el 147 aniversario de la fundación de la Congregación de las Hermanas del Amor de Dios, fundada por el P. Jerónimo Usera. Damos gracias al Señor por estos años de vida y por todo el bien que la Congregación ha realizado.

«Dios no quiere que creamos a ciegas; es decir, Dios no quiere que nos falten motivos suficientes de credibilidad… Creer, pero con convencimiento de que se debe creer». (J. Usera)