miércoles, 11 de mayo de 2011

BOLETÍN MAYO 2011

La XLVIII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones que se celebrará el 15 de mayo nos invita a reflexionar sobre el tema: “Proponer las vocaciones en la Iglesia local”.

El arte de promover y de cuidar las vocaciones encuentra un punto de referencia en el Evangelio. Jesús llama a sus discípulos a seguirle y los educa con amor y esmero…. Antes de llamarlos, Jesús pasó la noche a solas, en oración y en la escucha de la voluntad del Padre…. La vocación de los discípulos nace precisamente en el coloquio íntimo de Jesús con el Padre. Las vocaciones son fruto de un constante contacto con el Dios vivo y de una insistente oración…

El Señor llamó a algunos pescadores, entregados al trabajo a orillas del lago de Galilea: “Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres”. Les mostró su misión con numerosos “signos” que indicaban su amor a los hombres y el don de la misericordia del Padre; los educó con la palabra y con la vida, para que estuviesen dispuestos a ser los continuadores de su obra de salvación; finalmente, “sabiendo que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre”, les confió el memorial de su muerte y resurrección y los envió a todo el mundo con el mandato: “Id y haced discípulos de todos los pueblos”.
La propuesta que Jesús hace a quienes dice “¡Sígueme!” es ardua y exultante: los invita a entrar en su amistad, a escuchar su Palabra y a vivir con Él; les enseña la entrega total a Dios y a la difusión de su Reino según la ley del Evangelio: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”; los invita a salir de la propia voluntad, de su idea de autorrealización, para sumergirse en otra voluntad, la de Dios, y dejarse guiar por ella; les hace vivir una fraternidad, que nace de esta disponibilidad total a Dios, y que llega a ser el rasgo distintivo de la comunidad de Jesús: “La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros” (Jn 13, 35).
(Cfr. Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Jornada de las vocaciones 2011

ORACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS

- Texto Bíblico: Jn 10,1-10
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante»

- Pasos para la lectio divina

1. Lectura y comprensión del texto: Nos lleva a preguntarnos sobre el conocimiento auténtico de su contenido ¿Qué dice el texto bíblico en sí? ¿Qué dice la Palabra?
2. Meditación: Sentido del texto hoy para mí ¿Qué me dice, qué nos dice hoy el Señor a través de este texto bíblico? Dejo que el texto ilumine mi vida, la vida de la comunidad o de mi familia, la vida de la Iglesia en este momento.
3. Oración: Orar el texto supone otra pregunta: ¿Qué le digo yo al Señor como respuesta a su Palabra? El corazón se abre a la alabanza de Dios, a la gratitud, implora y pide su ayuda, se abre a la conversión y al perdón, etc.
4. Contemplación, compromiso: El corazón se centra en Dios. Con su misma mirada contemplo y juzgo mi propia vida y la realidad y me pregunto: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que haga?

-Comentario:

Es bueno situar el texto en el contexto de la curación del ciego de nacimiento. Jesús está respondiendo a una pregunta de los fariseos: "¿Somos también nosotros ciegos?" (Jn. 9, 40).
Nos hallamos ante un símil entre dos situaciones. Una es la formulada por la misma comparación: un aprisco, la puerta de acceso, el depredador, el pastor, la actividad del pastor, resaltando la compenetración mutua entre ovejas y pastor. La otra situación (vv. 7-10) es la comparación entre la puerta del aprisco y Jesús.

El que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas...
La atención se centra en el pastor enumerando las acciones que éste realiza. Esta enumeración sigue el orden real de las acciones, excepto al comienzo: "y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas”. ¡Para escuchar, antes hay que haber llamado! Invirtiendo el orden el autor trata de resaltar precisamente esa escucha, que vuelve a recoger al final de la enumeración "porque conocen su voz".
“Y las saca fuera…” Hasta los verdes pastos, hacia la vida verdadera y la felicidad plena.
“Va llamando por nombre a sus ovejas…”. Jesús conoce a cada uno por su nombre.
“Camina delante de ellas...". La vida cristiana es otra cosa que seguir a Jesús.
“Conocen su voz...". Un rasgo de la vida cristiana es escuchar su voz, su Palabra.

Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas…
Los oyentes no entienden la comparación. Jesús la explica: «Yo soy la puerta». A lo largo del evangelio, Jesús explica el misterio de su persona con comparaciones tomadas de la vida: él es el agua, el pan, el camino, el pastor, la luz, la piedra angular... A través de él «entramos y salimos» legítimamente. Sólo por él tienen acceso las ovejas a la seguridad del redil y pueden salir a los pastos buenos. Jesús es el único Mediador por el que la gracia y la palabra de Dios llegan a todos, y por el que nuestra respuesta de fe llega al Padre. «Nadie va al Padre sino por mí». Sólo el que pasa por él, el que cree en él, entra en la vida. Los que aceptan a Jesús gozan de plena libertad y tienen abundancia de pastos. Jesús ha venido para que todos tengan vida abundante y experimenten la alegría de saberse personalmente amados.


ORACIÓN POR LAS VOCACIONES “AMOR DE DIOS”

Padre bueno, Jesús nos dijo:”La mies es mucha y los obreros pocos, rogad al Dueño de la mies para que envíe obreros a sus campos”. Y además afirmó: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo concederá”.
Confiados en esta palabra de Jesús y en tu bondad, te pedimos vocaciones para la Iglesia y para la Familia “Amor de Dios”, que se entreguen a la construcción del Reino desde la civilización del amor.
Santa María, Virgen Inmaculada, protege con tu maternal intercesión a las familias y a las comunidades cristianas para que animen la vida de los niños y ayuden a los jóvenes a responder con generosidad a la llamada de Jesús, para manifestar el amor gratuito de Dios a los hombres. Amén.


«La inocencia, la verdadera dicha y la paz no se hallan fuera de Jesús… Mas en Jesucristo y por Jesucristo todo muda de aspecto, todo se perfecciona… nosotros confesamos a voz en grito que tú eres Cristo Hijo de Dios vivo». (J. Usera)